Natalia Torrado escribe de la única manera posible que escriben las personas que se toman a la literatura y al arte como un destino existencial, lo hace dejándolo todo.
Sus poemas son una herramienta para alumbrarse y alumbrarnos en la incomprensión, en la violencia de nuestra existencia: el desamparo, la muerte, la soledad, la infancia y los cuerpos quebrados. Los poemas de este libro van a lo profundo de la vulnerabilidad de quien escribe y viven en una herida abierta que muestra el hilo fino en el que se sostienen las relaciones con los que amamos y su vinculación íntima con el dolor.
Se paga un costo por escribir con los ojos abiertos ante el dolor y la impiedad. Hay un pacto doble en el cual solo la belleza se revela a costa de un precio alto que se paga en la escritura y en la vida. Natalia Torrado pagó ese precio y escribió este libro de poemas que brilla en el medio de la oscuridad de los tiempos en los cuales vivimos. El lector debe saberlo. Nos regaló paisajes donde las palabras no son solo palabras y el lenguaje apela a fuerzas que se perciben como una experiencia vital. Esa característica que le pedimos a la mejor literatura convierte a este libro en un libro conmovedor y necesario.
Del prólogo de Santiago Asorey.