Una vez más, el poeta Ricardo Herrera nos ofrece una obra consolidada, ajustada y de inusual equilibrio poético. En sus páginas preliminares el poeta concluye su prólogo con las siguiente consideraciones:
“Cada vez me aburren más los libros de poemas que se limitan a improvisar, a opinar de cosas o temas que no se dominan, poniendo en evidencia el desconocimiento de la prosodia, vale decir de los elementos constitutivos del verso: el acento, el tono y la cantidad. …Pienso con Machado :“Todo poeta [...] supone una metafísica; acaso cada poema debiera tener la suya —implícita—, claro está —nunca explícita—, y el poeta tiene el deber de exponerla, por separado, en conceptos claros. La posibilidad de hacerlo distingue al verdadero poeta del mero señorito que compone versos.”