Dice Luis Chitarroni:
“Como una postulación astronómica incomprobable, en DE AMOR los poemas de mayor extensión podrían desplazar a los otros. Pero no lo hacen en absoluto, ni los desplazan ni los derogan como sucede con los cuerpos opacos propios de la poesía. Los poemas más breves (como los “Nocturnos”), son aquellos a los que tal vez volveremos con más frecuencia, invitados a investigar esos grados de belleza atestiguados por la ambigüedad. Una larga práctica editorial me instruye acerca del pragmatismo enunciativo en estos casos: no se puede explicar un libro ni su organización (para eso son necesarios los paratextos), ni siquiera en el caso de uno tan precioso como este. Es imprescindible dejarlo solo y a tientas con su carga de devociones después, acaso, de este cordial empujón. DE AMOR pone en juego todas las pasiones, iluminado por la raigambre generosa y secreta de sus intensidades.”